jueves, septiembre 21, 2006

07/09 Una bromita muy fina

Tal vez a algún avispado lector le haya llamado la atención que en el relato del día anterior mencionara que habíamos comprado cosas para desayunar. Con lo que suelo alabar los desayunos fuertes en los viajes, y el buffet del cámping en concreto. Retrocedamos unos días para conocer el motivo.

Sábado 2 de septiembre. Nos acabábamos de instalar en nuestra cabaña de Älvsjö. En un momento dado, se me acerca el Babil 3, con risas de fondo a cargo del resto del grupo.

B3: Oye, no te había comentado que el avión de vuelta de Kiruna sale a las seis de la mañana, ¿verdad?
B2: Mira, a mis años no voy a caer en ese truco tan viejo.
B3: Que sí, que es verdad.
B2: Que no me lo creo (B3 pone los billetes delante de mis narices). ¡Me cago en tu puta calavera!

Así que nos teníamos que levantar el jueves a las 4,30h. Sin anestesia. Al menos, ya había luz, porque amanecía muy pronto. Los días todavía eran largos, más de 14 horas. Teniendo en cuenta que faltaban menos de quince días para el equinoccio, podéis imaginar a qué velocidad menguaban. Cada día duraba siete u ocho minutos menos que el anterior.

El cámping empezaba a servir desayunos temprano, pero no tanto, conque nos comimos los yogures y demás que habíamos comprado el día anterior. Al menos, para mi satisfacción, se repitió la misma jugada en las duchas que los días anteriores: todos los Babiles se escaldaban con el agua, menos yo, que tenía una temperatura perfecta. El motivo es un misterio. Podría haberme metido con otro más en la ducha para ver si lo que a él le parecía insoportablemente caliente era agradable para mí, pero oye, preferimos quedarnos con la duda.

Conque echamos la llave del bungalow por el buzón del cámping y salimos hacia el aeropuerto. Repetimos la jugada con las llaves del coche, pasamos el control de acceso (esta vez sólo me confiscaron un cortauñas) y al avión.

Algunos de nuestros valientes Babiles pasaron el viaje durmiendo. Pero yo, que soy el que más se queja al levantarse por las mañanas, lo dediqué a seguir escribiendo este diario. No porque sea más sacrificado, sino porque soy incapaz de dormir en un avión.

Al llegar a Estocolmo, en vez de ir a dejar las maletas a casa, las metimos otra vez en las consignas de la estación y empezamos el pateo diario. Primero desayunamos y luego sucumbimos a la campaña termita de B3, que insistía en ir a ver cosas de vikingos cada cinco minutos, y fuimos a la oficina de turismo a buscar información sobre viajes a Visby y Birka.

Visby es una ciudad medieval en la isla de Gotland, no exageradamente lejos de Estocolmo, pero sí lo suficiente como para que la chica de turismo nos desaconsejara intentar hacer la visita en un sólo día. Puesto que sólo nos quedaban dos en Suecia, la descartamos. Pero no así la de Birka. Lo malo era que sólo salía un barco al día, a las 9,30h, y ya eran las 10h, de modo que tendríamos que dejarlo para el siguiente.

Así que nos pusimos a planear qué podíamos hacer ese día en Estocolmo. Y tiramos por el camino simple: nos compramos la Stockholm Card para un día (la venden para 1, 2 ó 3) y nos dedicamos a ver museos.

El primero fue el de Historia (Historiska Museet). Que tiene una gran sala dedicada a... pues sí, los vikingos. Allí aprendimos cosas como que sólo el 2% de la población escandinava durante la llamada Era de los Vikingos eran realmente vikingos. Es decir: iban por ahí con los barcos dedicándose al comercio y el pillaje. El resto vivía tranquilamente en su pueblo. Y muchas cosas más. Dejaré que nuestro Babil 3 nos ilustre con algún comentario, aparte de lo que cuente en la entrada dedicada al día siguiente (y la consiguiente visita a Birka).

El museo tiene otras salas más convencionales y una tienda donde compramos algunos regalitos. Pasamos allí toda la mañana y luego nos fuimos a la Academia Sueca, donde también está el Museo Nobel. El museo no es muy grande, pero es interesante. Está dedicado en su mayor parte, cómo no, a los premios. También hay una sala dedicada a Alfred Nobel y una exposición temporal, que en este caso trataba sobre Albert Einstein. Había un vídeo bastante original, en el que un grupo de científicos suecos cenaban juntos mientras charlaban sobre él, y varias exposiciones sobre sus logros científicos y la historia de su premio Nobel; especialmente, por qué tardaron tantos años en concedérselo.

Cuando salimos ya eran más de las tres, y a las cuatro empiezan a cerrar las cosas, conque fuimos a visitar el cercano Palacio Real. Que, al igual que sucede en Madrid, no es actualmente la residencia de los reyes, aunque sí se usa para algunas ceremonias. Fue una visita muy apresurada porque allí son estrictos con los horarios. Si cierran a las cuatro, a esa hora ya no queda un alma en el interior.

Y, como suele decirse, el espíritu está presto, pero la carne es débil. Es decir: nuestros Babiles empezaban a acusar el cansancio por el madrugón. Además, el día era bastante desapacible. Conque nos metimos en un café y nos tomamos unos chocolates tranquilamente. Al fin y al cabo, apenas habíamos comido (yo un bocadillo pequeño; los demás, creo que ni eso). Estaba claro que andábamos bastante necesitados de reposo, porque ninguno de los cinco parecía tener ninguna prisa por terminar su consumición ni volver a salir a la calle.

Los chocolatitos hicieron su efecto y salimos a la calle con otra cara. Nos dimos un paseíto y a cenar, porque esa noche teníamos que cenar pronto. Pronto para nosotros; para los suecos habría sido una hora más o menos normal. Acabamos en un japonés, para alegría de los fans del sushi (B2 y B5, principalmente). Aunque los demás, menos acostumbrados a él, también acabaron apreciándolo bastante.

La razón por la que cenamos pronto era que luego queríamos ir a un concierto. A ver a Big Brother and the Holding Company. Sí, el antiguo grupo de Janis Joplin aún hace conciertos por ahí. Aunque sin Janis, claro, que murió hace 36 años. Para mí el concierto tenía un interés escasito: soy muy fan de Janis, pero Big Brother siempre me parecieron un grupo de tercera que tuvo mucha suerte con la cantante que les cayó. Al menos, esperaba que en todo este tiempo hubieran aprendido a tocar e hicieran un concierto de blues aceptable.

Liderados por B3, que una vez más había sido el instigador, fuimos hacia el club de jazz donde se celebraba el concierto. Allí descubrimos que la gente cenaba durante el mismo. Vaya, podíamos haber ido antes, coger mesa y cenar allí. Pero bueno, cogimos sitio junto a la barra, que tampoco está mal. Teníamos las cervezas cerca. A precio de bar normal; ya podría ser así en las salas de conciertos de Madrid.

A veces tienes suerte con estos grupos. Ya no queda casi nadie de los originales, pero han contratado a gente competente, tocan bien y se les ve que disfrutan. En este caso, sin embargo, estaban casi todos los del grupo original. Aparte de Janis, claro, sólo faltaba uno de los guitarras, James Gurley, que había sido sustituido por un tipo que antes tocaba en los Proclaimers. Y habían contratado a una chica que cantaba bastante bien, sobre todo cuando no tenía que imitar demasiado a la inimitable (aun en estos casos, lo hacía bien). En cuanto a los originales, el bajista Peter Albin me sorprendió agradablemente, el batería Dave Getz lo hizo bastante bien, y Sam Andrew sigue siendo uno de los peores guitarristas que he tenido la desgracia de escuchar en mi vida. Yo creo que no acertaba mucho más de la mitad de las notas. Por suerte, dejaba casi todo el protagonismo al otro guitarra, que era bastante mejor. Sam no era ni siquiera el segundo mejor guitarrista del grupo; la cantante también tocaba bastante mejor que él.

Después de que acabara el concierto, B1 comprara un disco que habían grabado en directo un par de años antes y consiguiera que se lo firmaran todos los de la banda (pese a que los dos nuevos no estaban en él), nos fuimos. Hubo alguna petición de ir a tomar algo a otro garito, pero al final se impuso la cordura y nos fuimos a dormir de una vez.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

babil 3
Pues sí, creo recordar que me produjo gran satisfacción comunicarle a babil 2 que ese día se tendría que levantar a las 4:30. La verdad que fue una estupenda venganza por la bromita gastada por los babiles 2 y 5 el día del viaje, teniendo en cuenta que babil 2 es la típica persona que una vez acostado dice buenas noches y al minuto se oyen sus ronquidos (espeluznantes) y que al levantarse hay que tardar una hora en dirigirle la palabra bajo el riesgo de que te dé un par de leches. La venganza es un plato que se sirve frío y en el grupo de los babiles se ha de estar seguro que tarde o temprano, llega.

Anónimo dijo...

babil 3
La parte concerniente a los vikingos en el museo de historia es muy interesante, aunque quizá me pareció un tanto escasa. Había numerosos objetos de la vida cotidiana de los vikingos y unas proyecciones que parecían bastante interesantes. Pero la proyección que contaba cosas sobre la historia y los viajes de los vikingos sólo era en sueco. Me gustó mucho más el viaje a Birka el día siguiente.

Anónimo dijo...

Vamos, que babil que la hace, babil que la paga.
En cuanto a los vikingos (pedazos de pan comparados con los Babiles como estamos viendo), es curioso que no se viera ningún casco típico (con sus cuernos y eso) en ninguno de los museos y poblaciones vikingas visitadas. Todos los que hay son de plástico y están en las tiendas de souvenirs para tontos. Bueno, para tontos y para desesperados como nosotros por comprar algo que calmara los ánimos de nuestras chicas al llegar. A propósito, el regalo de B5 lo compramos entre todos los Babiles. (voces a coro) "Esperamos que te haya gustado, Cris".

Anónimo dijo...

No entiendo porque no te duchaste con alguno, si ya os habíais metido en el lago ese. Así había mas experiencias que contar : P

Anónimo dijo...

babil 3
Llegados a este punto creo que debería hacer una confesión: no recuerdo cuanto más barato resultaba el vuelo con Flynordic que con SAS. Comenté que unos 120€ por persona, pero igual era unos 20€. Cuando fui preguntado si no había otra compañía que tuviera algún vuelo de vuelta que no saliera a esa hora tan temprana tuve que decir que sí pero que nos salía más caro. Cuando se me preguntó qué cuanto más caro dije una cantidad de unos 120€ por persona, que me pareció lo suficientemente amplia como para no recibir un par de leches por parte de b2 y b5, que ya me ponían una mirada asesina por el madrugón. Lo que realmente me indujo a sacar los billetes con Flynordic es que el avión llegaba a Estocolmo a las 8:45, lo que nos permitía tener toda la mañana ara pasear por la ciudad.

Gorpik dijo...

Dentro de poco dejarás viuda y dos huérfanas.

Anónimo dijo...

Cordura?, otra vez cordura y a la cama?, pero se os heló la sangre en el lago ese o que ??